12 de Abril 2011

Crimen


¿Cómo convencerá el asesinado a su asesino de que no ha de aparecérsele?
- Malcolm Lowry, Bajo el Volcán.

La estrangulo, con una sola mano, contra el mármol gris de un portal que da a una enorme y céntrica plaza. Mi brazo extendido, casi recto, poniendo nuestros cuerpos a un metro de distancia.

Tiene la oscura boca fruncida en un gesto de determinación. En los ojos hay miedo, pero también rabia.

La plaza, a pesar de ser tan grande, está vacía. La luz es de un amanecer de invierno, pero nadie cruza de camino al trabajo. A unos metros, la silueta de perfil de un policía que no nos ve o nos ignora.

Relajo la mano. De su mirada desaparece el miedo y solo queda odio y amenaza. Traga saliva, dolorida y aliviada. Intenta decir algo, hablarle al policía a mis espaldas.

Y yo vuelvo a apretar con más fuerza, los dedos clavándose en su cuello como garras, y empujo golpeando su nuca contra el mármol mientras grito "No puedes ni imaginar los sueños tan horribles que tengo por tu culpa". Y en sus ojos entonces ya no hay pánico o enfado, sino un aire triste de comprensión.

Después me despierto con boca seca por las diezmil cervezas de anoche y el sol de primavera quemándome la cara.

Posted by P. at 12 de Abril 2011 a las 05:30 PM
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