14 de Febrero 2003

Quemando Recuerdos.

        Parece que me toca pasar una temporada de cambios anímicos radicales: desde mi ataque de sensibilidad y sensiblería de anoche (si llegan a poner Bambi en la tv habría podido llenar tres o cuatro saleros con mis lágrimas), pasando por mi apatía mañanera y mi humor de perros de esta siesta (como Ren, pero más encabronado si cabe) hasta llegar a la tranquilidad de este anochecer. Empiezo a preocuparme. Debo estar ovulando.

        Quizá esta calma venga de haber borrado unos cien correos del año pasado, bajando de 500 a 400 los mensajes en mi dirección de Hotmail. Me encanta destruir recuerdos y borrar a personas de un plumazo, en este caso con un click de ratón. El día que me decida a cerrar esa cuenta (igual que tiro cartas y rompo fotografías, elimino entradas de teatro o billetes de avión, me deshago de regalos, quemo notas en servilletas y destrozo cualquier otra de las múltiples formas que saben adoptar los pérfidos recuerdos) me desharé de seis años de mi vida, ni más ni menos. Perder intencionadamente recuerdos es una costumbre sanísima, se lo recomiendo. Me ha dejado absolutamente tranquilo, con una lasitud impresionante. Voy a fumarme un cigarro y pensaré que acabo de echar un polvo.
        Les copio a continuación un principo de post que escribía esta tarde bajo los efectos de la falta de tabaco y ese mal humor:

        Fin de semana desolador a la vista. Opciones / llamamiento desesperado:
        ¿Alguien me lleva a ARCO para que me pasee con cara de perro escupiendo críticas entre dientes y sintiéndome muy bien por mi increible gusto estético? Prometo ponerme las gafas de pasta y echarme el flequillo sobre la frente (necesito un corte de pelo).
        ¿Alguien que no vaya a ir a la manifestación de mañana (oh, volvió a llamar G. para contarme que se va a Roma a la manifestación. Le deseé que se lo pasase bien, le dije que esa ciudad debía ser muy fea y esta vez tampoco maldije al colgar el teléfono) y me proponga una interesantísima tarde de sabado jugando a las tabas? Iría a la muestra popular esa, pero ya saben: tengo una imagen que mantener. ¿Qué sería de mi club de fans si supieran que he participado en un evento donde mucha gente está de acuerdo con una idea? Me enorgullece no tener conciencia social y me encanta despreciar a los tipos que creen tenerla y se aferran a ella como si fuese un valor importante (no se lo tomen a mal, no va por la mayoría de ustedes). En días como hoy, adoro ser así de despreciable.
        ¿Alguien que me secuestre para que no tenga que ir a la fiesta del sábado? Últimamente cuando bebo en compañía me pongo terriblemente funesto (si, funesto… sé que no acabarán de comprender la utilización del adjetivo, pero es el más apropiado). Actuo como el idiota ebrio de siempre, con mis chulerias, elevando la voz, intentando hacer bromas que sienten a otros como una patada en los genitales, completamete absurdo, ridículo e insoportable, as usual. Pero es todo teatrillo: por dentro tengo al hijoputa diciendo: “Vaya hez, lárgate a casa y por lo menos no tendrás que molestarte en actuar”.

        Damas, caballeros, ya les sorprenderé mañana con un nuevo y emocionante estado espiritual. Se admiten, como siempre, sugerencias.

Posted by P. at 14 de Febrero 2003 a las 09:10 PM
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