Sin Título.

        P. se despierta y descubre que no es Demasiado Tarde: si hace un pequeño esfuerzo y no se deja enredar en el mar de sabanas puede aprovechar todavía buena parte de la mañana y arreglar de un plumazo, antes del mediodía, horas y días y meses y años de errores y fallos y aplazamientos y cuentas pendientes. Sabe perfectamente que si deja pasar esta oportunidad mañana las piernas estarán aun más atadas al lío de las sabanas, y la cabeza le pesará más y la luz que entre por la ventana le dolerá un poco más en los ojos.
        Así que salta de la cama (y esta gruñe imperceptiblemente por haber perdido a su presa y deja caer, monstruosa, un tentáculo de tela al suelo intentando atrapar con un último movimiento el tobillo de P.), pone música a todo trapo, berrea en la ducha ("a cigarette pressed between her lips, but i'm looking at her tits, it’s a wrong way"), se da un par de toallazos y se viste sin preocuparse de si los calcetines están emparejados o no.
        Cantando todavía se toma un café, coge lo necesario para sobrevivir a un día cualquiera (tabaco, móvil, libro, media sonrisa), llega hasta la puerta, se despeina cuidadosamente en el espejo y entonces se mira a los ojos y deja caer los brazos y la media sonrisa, y trata de respirar profundamente pero le falta el aire. Ahora es Demasiado Tarde y hoy tampoco se van a enderezar las cosas. Al fondo, su cama gruñe satisfecha.