25 de Mayo 2003

Otro Domingo.

        Hoy iba a ser un día asquerosamente domingo de pies a cabeza, domingo de esos de mañana soleada en que te despiertas antes de lo que quisieras y en que es imposible aprovechar las horas, en que crucigramas en la prensa dominical ( "guau francés, ocho letras, ohlala") y telefilme de sobremesa y digestión pesada y amodorramiento próximo al coma profundo, domingo de dedos torpes en cuerdas de guitarra y traspiés en las escaleras, domingo en que nadie llama porque están encogidos en las esquinas de su cuarto esperando a que llegue la noche y al final ni siquiera cae una cerveza de última hora para hacer creer que se ha aprovechado el día.
        Hoy todo tenía todos los visos de ir a ser un domingo intolerablemente domingo hasta que algo ha reventado en las cañerías y ha devenido en calcetines mojados y balleta y fregona y mierdamierdamierda y cataratas del Niágara en miniatura, y “los vecinos se va a acordar de mis muertos” y “puta llave del agua que no gira” y “lo que cansa achicar agua, mejor me dejo caer en la cama y dormito toda la tarde y ya se cansará el río de fluir antes de que me despierte”, y con suerte entonces surf de anochecer sobre toalla de baño.
        Itero: regalo mis domingos sin problemas de cañerías. Empiezo a estar hasta el carajo de tanta indolencia y tanto cigarro. No sé si se notara mucho, pero estoy pasando una temporada definitivamente rara.

Posted by P. at 25 de Mayo 2003 a las 02:19 AM
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