26 de Mayo 2003

Metablogeando.

        Una de estas noches conspirábamos ante unas cervezas bajo la atenta mirada de una piel de mofeta atropellada que colgaba en la pared. Achispados, saltábamos de un tema a otro con la lengua de trapo. Hablando de blogs, el Señor Furfur insistía en que le encantaría escribir uno, pero su vida era muy aburrida y muy sosa y etcétera etcétera y nunca tendría que contar.
        Con la tonta euforia del fermento de cebada intenté explicarle, (entre muchos aspavientos, levantando la voz) que eso era una sandez: nadie tiene nunca nada que contar, todas las vidas se reducen más o menos a lo mismos momentos, todo son topicazos existencialistas y rutinas y poco más (cambiando un par de iniciales y la banda sonora). El truco, le decía dándome tonta importancia, no está en qué se cuenta, sino en el cómo. Cualquier trozo ridículo de vida puede convertirse en algo que merezca la pena ser expuesto si se magnifica o ridiculiza lo suficiente, si se esperpentiza y se deforma para darle mucho más contenido del que realmente tiene. Que presentar como maravillosa, trascendente, humorística o terrible una cosa pequeña está al alcance de cualquiera. Que ese es el estúpido objetivo de ésto: demostrar a otros que somos unos tipos estupendos y muy interesantes, con vidas emocionantísimas e intensas, sólo para convencernos a nosotros mismos de que nuestras existencias no son el asco que parecen a simple vista.
        Pues bien, me trago mis afirmaciones con patatas: últimamente soy incapaz de encontrar a lo largo de los trabajos y los días algo que novelizar para contar aquí. Normalmente me salía solo, con naturalidad, y en cambio ahora tengo que forzarlo. Y debe notarse, porque esto cada vez es más aburrido y las visitas bajan lentas pero con constancia.

Posted by P. at 26 de Mayo 2003 a las 04:26 PM
Comments
Post a comment
















Atención: Introduce el código de seguridad para poder comentar.