The roof it rips and then my house is a cave,
It is a cave where I hide the car keys from myself
And say: you're not going anywhere.
- My Best Friend, Magnapop
Decidido. Voy a hibernar. Aunque estos días el sol se atreva a aparecer, lo de que anochezca tan pronto y tenga que usar manga larga me está matando. Así que me rindo: no quiero tener que pasar un cumpleaños, unas navidades, cambiar el reloj de hora, vivir deshielos y febreros.
Compraré veinte kilos de comida en lata y varios cartones de tabaco y Orfidal y valeriana por si necesito un empujón, tapiaré la puerta de la buhardilla con ladrillos, arrancaré el cable del teléfono y marcaré un triple con el móvil en el water. Dejaré que crezca el musgo en las paredes, pondré la calefacción justa, rezaré mis oraciones y me meteré en la cama.
Con practica, estoy seguro, conseguiré cada vez dormir más horas y más profundamente, levantándome sólo diez minutos al día para miccionar, fumarme un cigarro y olfatear con asco las latas de conserva, y nunca, nunca, nunca, aunque sienta la tentación, miraré por la ventana. Para diciembre seré capaz de pasar dos o tres semanas seguidas dormido, y con un último esfuerzo, todo enero y febrero de una roncada.
Me dirán: "Oh, P, tu no eres un oso, no puedes hibernar". Da igual: aprenderé a hablar en pareados absurdos, usaré corbata y robaré cestas de picnic, gruñiré y me rascaré la espalda contra las paredes. Y si alguien quiere apuntarse, dos requisitos: que no ronque y que no de muchas patadas en la cama.
Si desaparezco de aquí, ya saben: estoy esperando el deshielo para volver.