8 de Octubre 2003

Perderse en Sueños.

        Cuando paseo de noche recorro edificios abandonados, enormes fábricas y palacetes, grandes carcasas vacías sin paredes internas ni plantas donde se cruzan escaleras y ascensores y plataformas, y forman tal laberinto sin muros que parece que no es posible salir de allí. No hay orden lógico: los ascensores están al descubierto, elevados por cuerdas mohosas, sin barandillas, parando en plantas inexistentes, tan estrechos que hay que entrar de perfil. Las escaleras, larguísimas, acaban casi siempre sobre la nada o son columnas de rejas por las que repto y paso y trepo o me arrastro hasta quedar enredado. A veces una multitud recorre el mismo espacio que yo, todos moviéndose muy rápido. Una mezcla entre escaleras de Escher y la los abismos de Giger. A pesar de ello, no me siento perdido.
        Otras veces el laberinto está formado por líneas de metro oscuras, sin andenes, de vagones que son sólo una plataforma con ruedas, vías que se cruzan en explanadas subterráneas con bóvedas de cañón. La gente se apila esperando en estaciones derruidas y todos los recorridos y las distancias son enormes, los transbordos, imposibles, y yo calculo los cambios de línea y los tiempos de viaje y parece que nunca voy a llegar, pero sigo sin sentirme perdido.
        Anoche, en mi sueño, entraba en un ascensor enrejado. Aunque pulsaba el botón de alguna planta elevada, el ascensor bajaba hasta rebasar el sótano y seguía descendiendo dentro de la tierra hasta dejarme en un espacio subterráneo vacío, abriendo sus puertas a la oscuridad. Le daba de nuevo al mismo botón y, en lugar de subir, se desplazaba horizontalmente a lo largo de esa cueva y volvía a abrir sus puertas a la nada. Y ha sido la primera vez en que me he sentido angustiado.

Posted by P. at 8 de Octubre 2003 a las 06:40 PM
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