Hola.
Vuelvo. Quería hacerlo a lo grande, con banda de música, alfombra roja y confeti en el pelo, pero es un regreso miserable. No me apetece gritar "cariño, ya estoy en casa" y dar un portazo para dejar las maletas junto a la puerta y repartir souvenirs traídos de mis vacaciones en ninguna parte. Llego a escondidas, sin encender las luces y de puntillas.
Este mes de ausencia lo he llenado con un par de viajes, el primer número de la revista en la calle, unos kilos de menos y una montaña rusa anímica. Poco más que contar.
Con su permiso voy a quitarle las telarañas a esto, descorrer las cortinas y ver en qué cajón tengo guardadas las palabras.