2 de Febrero 2003

Gromingos.

                "Oh, it's such a perfect day,
                I'm glad I spent it with you
                Oh, such a perfect day,
                You just keep me hanging on
"
                    - Perfect Day, Lou Reed

        Dia estúpido. Detesto los domingos. Creo que es un sentimiento generalizado: son días indolentes en que el tiempo se estira sin que consigas aprovecharlo en nada, donde las horas gotean haciendo un ruido sordo y uno sólo quiere que llegue la noche. Invito a algún alma caritativa a que los elimine del calendario sin salpicar demasiado. Son absolutamete prescincibles. (Añado otra oferta: vendo tiempo, regalo bazo, cambio domingos míos por lunes ajenos)

        He dormido horriblemente mal (¡bien! ¡ya empiezan otra vez las noches de no pegar ojo!) y me he levantado con un estupendo dolor de cabeza. Todavía sigue por aquí, embotándome y dictándome ésto, y a pesar de que he probado a agitar muy fuerte esta cosa hueca que se sostiene sobre mis hombros en un gesto de negación vital, no he conseguido que la encefalitis salga disparada por las orejas y acabe aplastada como un mosquito contra la pared.
        Cocinando un revuelto de verduras me he quemado la mano (escribo ésto con la palma llena de pasta de dientes, remedio infalible que conseguirá que mi teclado apeste a menta por dos semanas). Parece que tanto presumir de que tengo las manos insensibles de tocar el bajo ha llamado la atención del gracioso Señor Azar, que ha querido demostrarme con la bromita que nunca podré dedicarme profesionalmente a comprobar la temperatura del aceite con los dedos.
        Explico mi proyecto vital para las próximas horas: ducharme, acicalarme, echarme unas gotitas de CK One (no podía faltar el habitual toque snob), abordar con punto de cruz un autobus que me deje en Madrid, conseguir papel de fumar, maldecir en arameo por tener que consumir Samson, visitar a N (grazie tante, signorina) para que me pase los apuntes de Opinión Pública, blasfemar de nuevo porque serán demasiados para estudiarlos en venticuatro horas, volver a mi casa resentido y por fin acabar otra vez delante de esta pantallita, esperando una excusa para descargarlo todo en algún inocente (“Make my day”, Teniente Callahan dixit) desprevenido
        Espero no tropezarmelos, damas y caballeros, cuando retorne a estos lares. Como ven, me preocupo por su salud, amables lectores.

Posted by P. at 2 de Febrero 2003 a las 06:23 PM
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