¡Surferos Católicos!
¡Luchan contra el mal!
Ayer tuve el placer de asistir a la proyección de Karate a Muerte En Torremolinos. Fue una experiencia iluminadora. Tras su visionado he decidido que mis nuevos objetivos vitales (con sus respetivas objeciones) son:
- Saber kárate.
Objeción: mi cuerpo y yo no nos caemos demasiado bien y mi coordinación motriz guarda bastante parecido con el de una marmota tetraplégica. Además no me sienta bien los kimonos.
- Adorar a una divinidad subacuática mezcla de pulpo y centollo.
Objeción: ninguna. No tengo alergia declarada a esas dos especies.
- Ser un zombi caníbal.
Objeción: ninguna. Píllenme uno de esos amaneceres en que llego a casa medianamente ebrio y verán que el parecido es asombroso.
- Ser megalómano, malvado, y argentino.
Objeción: las dos primeras premisas las cumplo de nacimiento, pero la última la llevo algo peor. Iré ensayando mi acento porteño, exagerando mi prepotencia y volviéndome insoportablemente chauvinista.
- Hacerme surfero católico con voto de castidad.
Objeción: esos tres atributos me resultan más bien poco atractivos.
- Vivir en Torremolinos.
Objeción: detesto las playas.
- Atropellar un extraterrestre con mi furgoneta.
Objeción: sacarme el carnet de conducir. Robar una furgoneta.
Damas y caballeros, si no han visto esa maravilla del séptimo arte serie Z no dejen de hacerlo.