P. ya está de vuelta. Ayer costó trabajo sacarlo del asiento trasero donde había procedido a derretirse durante el camino de regreso, tanto que tuvieron que utilizar una espátula para despegarlo. Se despidió con un cansado levantar de cejas de los mosquitos aplastados en la luna delantera y después entró en un estado de coma profundo.
Ahora por fin ha recuperado sueño y le toca empezar sin ganas una semana relativamente intensa de obligaciones estúpidas. ¿Será capaz de enfrentarse a ellas? ¿Soportará las tensiones? ¿Sobrevivirá? Lo sabrán, damas y caballeros, en los próximos capítulos.
PD: Mañana intentaré dar algunos datos sobre el periplo sureño si para entonces he conseguido procesarlo.