7 de Mayo 2003

Sin Fuego.

        Son las tantas de la madrugada y para variar a P. le falla el mechero (y esto no es una metáfora sexual, ni quiere decir que sea un tipo sin chispa o que funcione a medio gas), así que se levanta suspirando resignado para ir a la cocina. Mientras camina por el pasillo dejando medio cigarro apagado justo en la comisura del labio, con un insoportable gesto chulesco e indolente, agradece a el Señor Don Dios de Barba Blanca o al Azar que sea una cocina de gas y fogón, no una vitrocerámica como en su antiguo apartamento. Aquello era una tortura: esperaba a que la vitrocerámica estuviese muy caliente y entonces, colocando el pitillo en el centro de la boca muy recto, se inclinaba velozmente sobre ella y absorbía con fuerza para conseguir encenderlo sin tener, al incorporarse, un moreno tostado muy poco natural en la punta de su nariz.
        Recordando esa tontería llega hasta el fogón, lo enciende y se inclina lateralmente sobre él hasta parecer una r minúscula, pero el cigarro es muy corto y P. no está muy concentrado, así que se acerca demasiado al fuego y consigue encender el cigarro y quemarse la perilla.
        Frotándose la barbilla, rodeado de olor a pelo quemado, P. maldice de vuelta al ordenador jurando que mañana comprará una caja de cerillas para estas emergencias.
        Queda demasiada noche por delante y muchos cigarros que fumar, damas y caballeros.

Posted by P. at 7 de Mayo 2003 a las 01:47 AM
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