Dos años atrás, en una fiesta, un tipo aseguró conocerme y haber estado de juerga conmigo dos noches enteras. Insistía en llamarme Darío y pareció muy decepcionado al ver que realmente yo no era quien creía.
El septiembre pasado, en un festival de cortos donde proyectaban uno con guión mío, una pareja se acercó para saludarme. También ellos me llamaban Darío. De nuevo, tuve que aclarar que se confundían de persona.
Anoche, ante unas cervezas, descubrí a un chaval que me hacía guiños desde el fondo del bar. Le mire encogiendo los hombros y se acercó a nuestra mesa. Pregunté si nos conocíamos y dijo torpemente "claro, Darío" . Entre risas, le expliqué que yo no era ese tío, que era la tercera vez que me confundían. Mis acompañantes, con ese maravilloso sentido del humor que impide que les haya mandado al carajo hace años, empezaron a decir "Darío, no le engañes" y "Vamos, dile que eres tu, Darío".
Por un momento no tuve muy claro quien era, así que saqué mi dni y le demostré y me demostré que yo era el Auténtico e Inimitable P. Durante cinco minutos, se quedó de pie junto a nuestra mesa, mirando callado. La situación empezó a ser tensa, pero yo iba alegremente ebrio y le dije al Sr. Jose en voz alta "Vaya, esta noche he ligado". El tipo murmuró un adios entre dientes y se largó.
Gracias a él ahora sé que mi doble se llama Darío Silva, que fue al Colegio San Miguel de Las Rozas, que es de mi cosecha. Debería enterarme de donde vive y conseguir que le carguen a él con mis muertos. O deshacerme de él y ocupar su puesto, robarle su vida. Quizá sea mi hermano gemeloy fuímos separados al nacer. Sólo queda saber cual de los dos es el malvado.
(única fotografía existente de los gemelos juntos)