27 de Octubre 2003

Torpeza Existencial.

        Me canso de descubrir que por más que envejezco, por más que aparentemente me convierto en un adulto y me sociabilizo correctamente, sigo sintiéndome estigmatizado, distinto, incapaz de llevar una vida normal.
        En días como hoy, el que el reloj esté retrasado o que la caldera no funcione se convierte en tragedia insalvable, y cosas como comprar el pan, saludar al vecino en las escaleras o pedir fuego se vuelven tareas hercúleas (no digo ciclópeas por no ponerme lovecraftiano) para las que uno sabe que no le han preparado. Y me parece que yo o mi cuerpo no hemos sido diseñados para hacer lo que la gente normal hace inconscientemente día a día, sin problema ni fricciones, que me debí saltar la clase en que enseñaban a vivir cotidianamente con soltura.
        Es la sensación de tener siempre las manos demasiado grandes y demasiado torpes para coger las cosas sin que se resbalen o se hagan añicos.
        Uno cree (o le meten en la cabeza) que a la vida se le coge el truco, que un día te levantas y ya no tienes que estar pensando como actuar ante las cosas, como vivir, que pasas el periodo de rodaje y dejas de ser un becario. Empiezo a pensar que ese momento no llega. Y os envidio a todos vosotros, desgraciados hijos de la gran puta, por saber aparentar que eso no os pasa, que os sentís cómodos con eso de tener que existir. Me niego a creer que le habéis pillado el tranquillo a ésto y yo no. Llevamos jugando el mismo tiempo.
        Y después de reconocer y escribir cosas así, juro y juro y juro sin puñado de tierra ni technicolor y prometo firmemente sobre la tumba de quien sea no volver a escribir aquí una mierda pretendidamente intimista como ésta.

Posted by P. at 27 de Octubre 2003 a las 09:00 PM
Comments
Post a comment
















Atención: Introduce el código de seguridad para poder comentar.