5 de Diciembre 2003

P, el Malo.

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        Alguien me dijo el otro día que le habían advertido sobre mi. Un "No confíes en P" que debía sonar a guárdate de los idus de marzo.
        Me hace gracia. No creo dar la talla para el papel de malo. Se me tilda de cabrón y de hijo de puta, de avieso y traicionero, pero no tengo muy claro cuales son las cosas horribles y monstruosas que hago.
        No me parezco especialmente mala persona por más tuerzo los labios ante el espejo. No me encuentro el rabo ni los cuernos, ni me veo más perverso o más retorcido que la mayor parte de los que me rodean. Puedo aceptar que tenga cierta pinta (si se me mira de lejos y con los ojos entrecerrados) de “no te fíes, que muerdo” y no sé hasta que punto la fomento. Eso si, reconozco que a veces me canso de dar explicaciones y de justificarme y digo al carajo y dejo que piensen lo que les de la gana.
        Así que vale, si, soy malo. No rebobino las cintas al devolverlas al videoclub, no separo la basura para reciclarla, no cedo mi asiento a la pobre ancianita resoplante y suspiradora a mi lado en el autobús y me hacen gracias los chistes sobre gays. No me enternecen los cachorritos, me río agitando mucho la mandíbula en un jiajiajia que les pondría los pelos como escarpias y estoy pensando en cojear y llenarme la cara de cicatrices. A ver si así se quedan contentos.

Posted by P. at 5 de Diciembre 2003 a las 04:50 AM
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