Pagando Deudas.

                “But in your dreams, whatever they be,
                Dream a little dream of me.”
                        - Dream a little dream of me, Ella Fitzgerald.

        Operación rescate. Gonzalo llama desde una fiesta insoportable. Necesita una excusa para escaparse. Compramos unas cervezas y salimos en su busca.
        Al volante, Furfur cuenta un sueño: "vamos por la calle. Dos tíos nos adelantan y tu - se refiere a mi -, bocazas como siempre, dices algo sobre ellos. Entonces se dan la vuelta, te arrinconan contra una pared y te machacan. Parece que van a matarte con la paliza pero nosotros nos quedamos quietos mirando". Bien, siempre que intervengo de estrella invitada en sueños ajenos me pasan cosas por el estilo. Qué cariño me tiene la gente.
        Furfur sigue: "Entonces Miguel salta en medio del tumulto, se pone a repartir hostias como panes y te salva". Miro a Miguel, que va en el asiento de atrás con la vista perdida por la ventanilla. Su aspecto no puede ser más inofensivo, pero me da seguridad saber que en sueños es una mala bestia. "Hey, Miguel, te debo una", le digo, "para agradecértelo esta noche soñaré que te cepillas a unas jovencitas con furor uterino y no me chivaré a tu novia".
        Recapacito: lo lógico es que la devolución del favor se haga en el mismo medio en que se contrajo la deuda. Así que le pido a Furfur que por favor sueñe de mi parte que Miguel se lo monta con media docena de bellezones neumáticos. Me pide permiso para quedarse con un par de ellas porque cree que Miguel no va a poder apañárselas con tantas. “No, todas para él. Tu, si quieres, puedes mirar”.
        Y solucionado. No me gusta deber favores ni tener cuentas pendientes. Ni siquiera en sueños.