Leyendo el Futuro.

        Fumamos y hablamos desnudos en la cama. Yo miro distraído esa mesa que anoche estaba vacía haciendo inventario de lo que hay ahora: dos calcetines a rayas de esos que tienen dedos (tuyos), dos vasos de café vacíos (tuyo y mío), unos pantalones cortos (míos), unas bragas (tuyas) y un cenicero con colillas (el cenicero mío, las colillas de los dos).
        Bostezo. Me miras y preguntas cuánto puedo llegar abrir la boca. Yo la abro todo lo que puedo como si gritase hacia la nada. Dices que parezco una de esas máquinas que hay en los parques de atracciones y que imitan a la Bocca della Verita: uno mete la mano en la boca y la máquina le revela su futuro.
        "Yo sé leer el futuro: mete la mano en mi boca".
        Intrigada, metes la punta de los dedos.
        "Te auguro, en un futuro muy cercano, un dolor intenso en la mano derecha".
        Y te muerdo.