(Llevo tres semanas ilocalizable, sin cogerme el teléfono ni responderme a los mails y fingiendo que no me conozco cuando me cruzo por la acera. Mañana intentaré presionarme retorciéndome un brazo para ver si me confieso dónde he andado metido y qué he estado haciendo. Primero seré el poli bueno -me invitaré a un cigarro- y más tarde el poli malo -me lo apagaré en el pecho- hasta que no soporte la presión y escupa toda la verdad. Después quizá se la cuente a ustedes.)